Por Sofía Vaca, M.A.
Como consecuencia de la inestabilidad política a la que el mundo se ha enfrentado durante los últimos años se ha generado una gran desconfianza en ámbitos no solo políticos, si no también económicos y sociales en los ciudadanos. Esto ha causado que las empresas a nivel global se encuentren lideradas por personas completamente apolíticas, que se han olvidado del rol importante que cumplen en el desarrollo de políticas estatales que les brinden estabilidad a corto y largo plazo para cumplir sus metas de manera exitosa.
Los líderes empresariales son los actores principales para asegurar el éxito de sus organizaciones e incluso para descubrir nuevas oportunidades, siempre y cuando asuman la responsabilidad política frente a los estados donde se asientan. En la última década las empresas se han concentrado únicamente en cumplir con los parámetros que dicta la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), estableciendo proyectos enfocados en temas sociales y medioambientales que han tenido gran impacto a nivel global. No obstante, no es hasta hace muy poco que varias grandes empresas a nivel internacional han empezado a darle un giro a su negocio, implementando lo que hoy en día se conoce como Responsabilidad Política Corporativa (CPR, por sus siglas en inglés), lo que les ha ayudado a tomar posturas claras ante acontecimientos políticos y a concentrarse en las oportunidades que existen en el cruce de caminos entre la política y los negocios, reconociéndose como actores políticos fundamentales y contribuyendo de manera vital a la estabilización de un libre y democrático estado de derecho.
"Con una implementación efectiva de CPR, tanto el sector empresarial como el estatal pueden transformar la sociedad por medio de sus productos y servicios".
Las empresas, cada vez más, se dan cuenta que son completamente dependientes de los estados a las que pertenecen. Por lo tanto, mediante el desarrollo de una cultura política más activa, han podido proveer a sus gobiernos con varios tipos de recursos que les permiten ser más efectivos, actuando de manera rápida frente a distintas situaciones que se presentan. Es así como en los siguientes ejemplos, se podrá observar que con una implementación efectiva de CPR, tanto el sector empresarial como el estatal pueden transformar la sociedad por medio de sus productos y servicios:
Por medio del facilitamiento de bienes públicos, Airbnb, brindó hospedaje completamente gratuito a 20.000 refugiados afganos que dejaron su país tras la llegada de los Talibanes al poder, gracias al financiamiento de donaciones y gobierno corporativo.
En el 2021 la empresa alemana Philip Morris GmbH estableció el premio “Power for Democracy” para honrar a las organizaciones, iniciativas y proyectos que se ponen al servicio de la democracia en Alemania; como una forma de crear una mayor participación política no solo interna sino externamente.
La multinacional de inversiones Blackrock, mediante la publicación de sus Principios Globales (Global Principles) para el año 2022, dejó en claro su declaración política haciendo un llamado a las empresas a preocuparse más por la situación actual del cambio climático y enfatizando sobre la importancia de mantener diversidad en los equipos gerenciales de las empresas.
173 empresas de Estados Unidos (incluidas Apple, Nike, Ikea y Target), desarrollando un “lobbying” responsable, firmaron una carta instando a los Senadores a aprobar la Ley de Respeto al Matrimonio Igualitario (Respect for Marriage Act), la misma que tenía como objetivo garantizar los derechos, beneficios y obligaciones federales de estos matrimonios en el código federal.
De esta manera se deja en claro que las empresas también son las llamadas a fortalecer la habilidad de los estados de actuar y de reformar las sociedades. Por medio de la implementación de acciones de CPR se puede lograr una buena sostenibilidad a largo plazo, puesto que, si las empresas tienen un rango de acción política bien balanceado, entonces los estados serán los mayores beneficiarios y por tanto la sociedad civil.
El término CPR fue desarrollado por Johannes Bohnen, director de Bohnen Public Affairs y autor del libro “Corporate Political Responsbility – How Businesses can Strengthen Democracy for Mutual Benefit” (Springer, 2020.)
Este artículo está basado en los contenidos de la siguiente página que contiene más información sobre CPR: www.corporate-political-responsibility.org
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