Todos los participantes de la simulación, nos trasladamos al futuro y llegamos al año 2025. El planeta empieza a recuperarse de la peor época de su historia y se prepara para los desafíos de un futuro incierto. La pandemia del COVID-19 dejó más de 500 millones de muertos y tres billones de contagiados a escala mundial. La economía se contrajo en más del 30%, trayendo consigo los más altos índices de desempleo y recesión en la historia de la humanidad.

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Como consecuencia, los países se enfrentan a nuevos retos jamás conocidos en el sistema internacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y el problema principal sigue siendo la vacunación de los más de 8 billones de habitantes del planeta. Casas farmacéuticas han hecho lo imposible por multiplicar la producción de este importante recurso; sin embargo se ha generado una desigualdad global en dos ejes: por un lado, los países pequeños siguen sin recibir suficientes dosis, mientras que los países desarrollados almacenan sobrantes de vacunas para poder contener a las nuevas mutaciones del virus, que no ha dado tregua desde su aparición en 2020; y por otro lado, las personas vacunadas exigen que sean exoneradas de las medidas de distanciamiento social y confinamiento para de alguna manera poder trabajar y reactivar la economía mundial que ha sido devastada por la poca mano de obra sana disponible.